Hoy es un día especial, muy especial. Es el día de mi cumpleaños, y el autobús está apunto de salir. ¿A dónde voy? A cumplir mi sueño.
Después de 4 horas de autobús llegamos a Gamiz-Fika, donde se celebra la concentración de peñas del equipo de mis amores, el Athletic Club. Hacemos ronda de bares, comemos y, rapidito para el hotel, a prepararse para salir a dar una vuelta. Todo el mundo me cantaba el cumpleaños feliz. Fue bochornoso. Todo el mundo allí me preguntaba a ver si era mi cumpleaños y me felicitaban. Yo, estaba muerto de vergüenza.
Bilbao, 18 de Marzo del 2012, 10:30.
La puerta de mi habitación me despierta: mi padre, que ya es hora de desayunar. Me meto en la ducha rápido, un chorro de agua fría, y como nuevo. Bajo a desayunar y, una vez acabado el desayuno, paseo por Bilbao a tomar algo y comprar algún souvenir.
Bilbao, 18 de Marzo del 2012, 17:20.
Salgo del restaurante donde comí y me dirijo, Calle Pozas arriba, al mítico estadio de San Mamés. Dentro de menos de una hora habré visto cumplido mi sueño.Momentos de espera frente a la puerta del estadio con el corazón en un puño. Nos encontramos con unos amigos de León, lo que hace más amena la espera. De repente aparece un calvo vestido de traje intentando pasar desapercibido, pero alguien grita: "¡Si es Toquero! ¡Eh, Gaizka, un autógrafo!" Se desata la locura. La gente se agolpa a su alrededor, y yo pienso: "¡Qué mal lo debe estar pasando!" En mis reflexiones estaba cuando un miembro del Club nos mandó entrar a unos 30 chavales, yo tenía que coger a muchos de la mano, puesto que era el más grande. Pero el mero hecho de que esta pudiera ser la última vez que pisara San Mamés, me alegraba, porque minutos después, pisaría su césped, y posaría junto a sus jugadores. Salgo al campo y miro a mi alrededor: todo lleno a reventar. Un sudor frío empieza a caerme por la frente: tengo pánico escénico. Todos esos sentimientos se calman al sentir las manos de Javi Martinez y Ander Herrera en mis hombros: como si fuera uno mas. Y así fue, mi pequeño momento de gloria, que pasará a la historia en mi casa, y en mi cabeza.